ARABIA SAUDITA PIERDE SU LIDERAZGO REGIONAL
Arabia Saudita, que durante muchas décadas ha intentando consolidarse como una potencia regional en Oriente Medio y en el mundo musulmán, actualmente sufre la peor crisis de su historia. La monarquía saudita intentó por diferentes medios en el orden internacional dominado por EEUU, ganar la clasificación de potencia regional utilizando múltiples medios:
1- A través de la ideología wahabista, la versión más reaccionaria y obscurantista de la religión, exportando ese ideario con la construcción de mezquitas y la financiación de imanes no solo en los países del golfo, no solo a nivel de oriente medio, sino en todo el mundo, en los cinco continentes y con una gran red de medios de comunicación. La monarquía saudita es quien financió a los Talibanes en Afganistán, al Qaeda, sus diferentes ramificaciones y los monstruos de los conocidos grupos takferistas (inquisidores) repartidos por todo los países de oriente medio y África, como también en occidente con el silencio de los gobiernos europeos a cambio de inversiones y de compra de armamentos.
2- Arabia Saudita fue la principal fuente de financiación de DAESH, Jabhat Al Nusra y otros que han sembrado el terror en Siria, en Iraq, en Libia, en Argelia, Túnez, Egipto, Nigeria y otros países africanos, con el objetivo de derribar o debilitar a países, desmembrar estados y sociedades, crear guerras y tensiones para eliminar del diccionario político en el mundo árabe de todo concepto de estado más o menos laico, de desarrollo económico y social, y sobretodo mínimamente contrarios al sometimiento a los órdenes de Israel, occidente y EEUU.
3- Las guerras y las agresiones directas contra otros estados. Indirectamente a través de la financiación, o directamente como el caso de la agresión contra el país vecino, el Yemen. Una agresión que lleva ya 2 años, contra el pueblo yemení que ha causado centenares de miles de víctimas y de refugiados.
4- La utilización del petróleo como arma para presionar políticamente sobre otros países y para debilitar la economía de otros productores de petróleo y de gas, como son Rusia, Venezuela, Argelia, aumentando su producción y bajando el precio del petróleo y del gas. Todo sirve para contentar a EEUU en su confrontación con Rusia y los países del BRICS, y a la espera de un reconocimiento por parte de EEUU y Occidente de un papel, y rol como potencia regional a tener en cuenta.
LOS CALCULOS DE ARABIA SAUDITA FALLAN
El desarrollo de los acontecimientos en Oriente Medio demuestra cada vez más que la monarquía saudita está quedando debilitada y fuera de juego, se acumulan varios hechos que nos pueden llevar a la conclusión, que Arabia Saudita ha perdido la batalla:
1- El fracaso de su guerra contra el Yemen, Arabia Saudita después de 2 años de ofensiva por tierra, ataques por mar y bombardeos aéreos indiscriminados, no ha conseguido ningún objetivo, no ha conseguido reinstalar en el poder al expresidente Abed Rabu Mansur Hadi, no ha conseguido desarmar a las milicias de Ansar Allah, no ha conseguido destruir el poder del ejército yemení, no ha podido alejar al ejército yemení y sus aliados del estrecho estratégico, Bab Al Mandab y del mar rojo; todo apunta a lo contrario, los combates se han trasladado al interior del territorio saudí, en la región de Nijran. A pesar que Arabia Saudita anunció al principio de su agresión, la creación de una alianza de 30 países, pero en la realidad no ha conseguido mover que algunas monarquías del golfo.
2- El fracaso de su política en Siria y en Iraq, después de ser el primer protagonista en la guerra contra el régimen sirio, y el primer financiador a todo amalgama de grupos opositores, tanto DAESH y Jabhat Al Nusra como el Ejército Libre y el Ejército del Islam etc., ha pasado a ser un jugador secundario, con poca capacidad de influir. El protagonismo en Siria se ha quedado en mano de Rusia, Irán y Turquía, son los que decididen el desarrollo de los acontecimiento posterior a la batalla de Alepo, con un acuerdo de Alto de Fuego generalizado en todo el territorio sirio, salvo contra DAESH y Jabhat Al Nusra (Conquista del Levante), también las próximas negociaciones entre el régimen y la mayoría de los grupos opositores bajo auspicio de Rusia, Turquía e Irán. En toda esta movida tanto en el terreno de la batalla, como en la diplomacia, Arabia Saudita ha tenido poco a decir.
3- El acuerdo entre Irán y los países 5+1 sobre el programa nuclear iraní, Arabia Saudita junto a Israel han sido los más feroces opositores a este acuerdo. Una oposición que molestó a los propios protectores de la monarquía, tanto EEUU, como países europeos, salvo el caso de Francia que, por una se oponía al acuerdo y por otra parte no querría perder el astronómico contrato de venta de armas a Arabia Saudita. En cualquier caso, el acuerdo, y posteriormente las visitas de ministros europeos para restablecer las relaciones económicas con Irán, han sido un gran golpe a las pretensiones de Arabia Saudita.
4- La crisis económica que sufre la monarquía más rica del mundo. La bajada del precio del petróleo que ella misma provocó, ha vuelto en contra. Una bajada de ingresos y una subida sin techo de los gastos militares, de decenas de miles de millones en compra de armamentos, han provocado una situación casi de quiebra de la monarquía, muchas grandes empresas han cerrado, dejando a miles de trabajadores y técnicos cualificados extranjeros, principalmente libaneses, pakistanís, bengalís, egipcios en la calle, sin cobrar sus salarios atrasados y sujetos a las deportaciones masivas. Esta situación no solo afectó a la propia economía saudí, sino indirectamente a grupos políticos de la región y fuera, que se financiaban del dinero saudí, y a los grupos de medios de comunicación propios de Arabia Saudita o a sus marionetas, el ejemplo más claro, es del líder libanés Saad El Harriri que sus empresas están declaradas en quiebra, los medios de comunicación que controlaba ya casi están en fase de cierre, y “los intelectuales” que beneficiaban del dinero de origen saudí, se han rebelado y han vuelto en contra. Una consecuencia de esa pérdida de influencia económica saudí, ha sido la elección de un presidente de la república en el Líbano, un aliado de Hezbollah y de Irán, Michel Aouen, con el voto del prosaudí Saad El Harriri, y la constitución de un gobierno presidido por el mismo Saad El Harriri pero con una mayoría de ministros aliados de Hezbollah y de Irán.
5- El otro gran fallo de la política saudí es el cambio de rumbo en las relaciones más importante del mundo árabe, con Egipto. Arabia Saudita apoyó al general Sissi contra los Hermanos Musulmanes, pero posteriormente comenzaron las divergencias sobre el conflicto sirio. El régimen egipcio que sufre los atentados terroristas de DAESH y grupos afines, prioriza en su política hacia Siria el combate contra el terrorismo y una solución negociada que mantiene el régimen. En Egipto y con su apoyo se constituyó un grupo de oposición sirio contrario al grupo opositor apoyado por Arabia Saudita, pero lo peor para los saudís, que no pudieron digerir es el voto egipcio favorable a una resolución propuesta por Rusia en el Consejo de Seguridad sobre el conflicto sirio. Seguramente hay otros temas de divergencia, como el tema de Irán, la guerra contra Yemen que no está bien vista por los egipcios, como el tema de la soberanía sobre 2 islas en el mar rojo. La mala relación entre los dos países se manifestó con la anulación por parte de Arabia saudita de las ayudas en el suministro de petróleo a Egipto.
6- Las relaciones con EEUU está en su peor momento, a pesar de que tanto Obama actualmente, como Hilary Clinton si hubiera ganado, priorizaban la relación con Arabia Saudita, lo que costó la pérdida de Obama tanto en el congreso como en el senado del veto sobre una ley promovida por los republicanos de llevar a dirigentes saudís a juicios por la sospecha involucración en los atentados del 11 de septiembre. Todo indica que la relación de la administración Trump con Arabia Saudita todavía será peor. Trump solo considera en Oriente Medio a Israel como aliado, el resto no pasan de la categoría de fuentes de dinero.
El mundo árabe después de Jamal Abdel Naser ha perdido un liderazgo fiable, Egipto “la madre del mundo” en la época de Naser no solo era el punto de referencia para los pueblos árabe, sino de muchos pueblos del mundo, de movimientos de liberación nacional en África y de también uno de los pilares del movimientos de países no alineados. El mundo árabe vivía momentos de procesos de reunificación y la constitución de estados reales, el mundo árabe tenía su peso en las relaciones internacionales. Hoy en día, muchos árabes aspiran salir del túnel, de las guerras, de la destrucción, y del obscurantismo, llegar a la luz de un cambio democrático, un desarrollo económico social basado sobre la justicia social para salir de la pobreza, una política que refleja el deseo y el sueño en la dignidad y la unidad árabe. En un futuro mundo multipolar, el mundo árabe tiene y puede representar un polo de peso en las correlaciones internacionales.
Seguramente nunca la monarquía saudita ha representado ese sueño, todo lo contrario, ha representado el obscurantismo y la decadencia.
Hay que recuperar a Egipto y los sueños de Jamal Abdel Naser.